Cuando aprendes que amar el proceso de aprendizaje sin apegos ni expectativas es clave, se produce la auténtica transformación personal.
Te sientes íntegra, completa, pues exploras e indentificas tus partes heridas para poder sanarlas y también tu propio potencial. Sientes que tienes el poder de elegir, ya no eres esclava de tus heridas emocionales. Eres capaz de “nutrirte” interiormente, de liberarte del miedo ( y por lo tanto de vivir a la defensiva). Una mujer nutrida, sana y conectada puede nutrir emocionalmente a sus hijos y a su familia.
La autoestima es una pieza clave en este camino de crecimiento personal. Nos habla sobre lo que sentimos hacia nosotras mismas. Vivir desde el sentimiento de alegrarte de ser la persona que eres.