09 Mar Lo que pasa cuando empiezas a andar
Caminar es un hábito que forma ya parte de mi vida. Igual que cada mañana me levanto, me lavo la cara, me cepillo el pelo o desayuno, cada día camino. No es algo que me plantee, ya es una necesidad y parte de mi autocuidado.
Pero no ha sido siempre así. Antes me parecía que había que tener mucho tiempo libre para hacer deporte o que era un rollo dedicar tiempo a ir al gimnasio o a caminar, habiendo cosas que me gustaban más (leáse sentarme en el sofá a leer u otra actividad sedentaria).
Pero un día se me pasó por la cabeza empezar a caminar. Correr ya era mucho decir, empecemos poco a poco.
La principal barrera a superar fue mi propio miedo e inseguridad. Pensaba que todos los que hacían deporte eran personas en forma, molonas y con ropa deportiva a la última. Pero no. Cuando empiezas a andar ves que todo el mundo puede hacer ejercicio. Te cruzas con gente madura, joven, con mamás con carritos, abuelitos… Gente normal y corriente. Gorda, delgada, cachas…
Poco a poco te vas sintiendo más cómoda, más segura de ti misma al salir a caminar. Si piensas que pesas demasiado para hacer ejercicio, ¿crees que se solucionará algo quedándote en casa sentada?. Quizás hoy no te sientas cómoda en tu piel, pero lo importante es empezar. Disfruta lo que tienes hoy mientras trabajas por lo que quieres lograr.
A veces nos enfocamos en destruir lo que no nos gusta, en lugar de emplear esa energía de forma positiva en trabajar y construir lo que deseamos.
También ocurre que poco a poco empiezas a conocer a los demás compañeros de ejercicio, gente a la que no conoces pero que ves de forma habitual en algunos contextos. Yo todas las tardes camino a la misma hora por el mismo sitio, y ya tengo mis “desconocidos conocidos”, esas personas de las que no sabes nada pero te generan simpatía, te saludan e intercambias algunas palabras.
Y el recorrido que al principio te parecía largo empieza a quedarse corto, tienes que ampliar tu distancia o la velocidad. Empiezas a sentirte bien, confiada y sorprendida de tu resistencia que crece por semanas. Ya no te sofocas, subes las cuestas que te las pelas, y dejas de ver en la metereología una excusa para no salir: si es un día frío te haces con unos guantes, gorro, braga para el cuello, camiseta térmica… y si llueve te atreves a salir con un chubasquero y un calzado impermeable. Incluso en los días de lluvia te encuentras a otros paseando con paraguas y piensas:”Vaya, no soy tan friki”.
Te prometo que llegará el día que no te dará pereza, e incluso te dará rabia que por alguna circunstancia no te puedas poner las zapatillas para caminar. Ya no buscarás una excusa para quedarte en la cama, sino que rascas minutos y le das prioridad a tu ejercicio. ¡Es como respirar, necesario!. Llega el día en que no miras el calendario, caminas tanto en octubre como en marzo, pues no te riges por la operación Bikini sino por tu equilibrio diario.
Pero nunca experimentarás nada de esto si no decides empezar. Recuerda, sin grandes pretensiones, sin querer comerte el mundo en una semana.
Y lo ideal es empezar a moverte porque te quieres sentir mejor, porque quieres darle una oportunidad al ejercicio, y no porque el médico te de un ultimatum o lo prescribe acabar con el sedentarismo para hacer recuperar tu maltrecha salud. Recuerda, es mejor enfocarse en construir lo nuevo, lo que deseas y persistir en ello a pesar de las dificultades.
Esther
Publicado a las 15:13h, 09 marzoMe ha encantado, y me transmite mucho. Me alegra haberte descubierto a través de IG. Saludos.
Estela Nieto
Publicado a las 23:07h, 09 marzo¡Hola Esther!.Muchísimas gracias por tu comentario, es un gusto tener un feeback positivo y romper mi monólogo, je je. Gracias por acompañarme, un abrazo,
Estela.
Chary
Publicado a las 08:08h, 15 marzoHola Estela
Suscribo cada una de tus palabras…Doy gracias por encontrarte en IG.
Buenos días
Estela Nieto
Publicado a las 09:35h, 16 marzo¡Buenos días Chary!. Me alegra que también disfrutes de todo lo bueno que aporta el ejercicio, es una maravilla.
Feliz de leerte y que te aporte, un fuerte abrazo para ti,
Estela.