19 Nov Un secreto para ser más eficiente
Muchas de las dificultades y agobios en tu día a día probablemente provengan de una escasa planificación.
La vida cotidiana está llena de obligaciones, tareas pendientes, prisas… La torre de tareas pendientes no para de crecer y cada vez te sientes más abrumada. Muchas veces la maraña de tareas no es tan grande, pero por la falta de claridad y planificación se vive como más estresante.
Elaborar un planning de las siguientes acciones o tareas te simplificará mucho las cosas. Esto sobre todo tiene unos efectos fantásticos en la organización de las comidas.
Lo que da pereza no es tanto meterse en la cocina a preparar la comida sino el ir a comprar, improvisar que comer, sentir que no estás comiendo de manera equilibrada… Dedicar una hora un día a la semana a planificar las comidas de los siguientes días y elaborar la lista de la compra acorde a ello te ahorrará tiempo y quebraderos de cabeza. ¡Compruébalo por ti misma!.
A la hora de planificar hay algo que no podemos olvidar, y es que los imprevistos existen. Ser flexibles y capaces de adaptarnos a los cambios es algo que también es interesante trabajar.
Todos podemos aprender a organizarnos, planificar y ser más eficaces en los quehaceres. El secreto, como en cualquier cambio que queremos ver, es pasar de las buenas intenciones a la acción. Un mínimo gesto puede marcar la diferencia.
Además de la planificación como clave para dejar atrás el caos, hay algo más sencillo y más útil todavía. A mí me ha resultado tremendamente útil, y es hacer en primer lugar aquello que más pereza me da. Deja de postergar aquellas tareas enormes, feas y que no te apetece hacer. No las vayas arrastrando todo el día, sólo te agotará mental y físicamente. Si no te gusta cocinar, no lo dejes a última hora de la tarde cuando con seguridad estarás más agotada. Busca el momento en el que estés fresca, cuanto antes mejor. Si hacer ejercicio te cuesta, madruga un poco para hacerlo antes de nada, te sentirás genial por haberlo hecho, además te cargarás de energía para el resto del día.
Normalmente solemos actuar al revés, empezamos por las cositas pequeñas y que más nos agradan para ir postergando aquellas que sólo de pensarlo nos cansan. Esto no funciona. Prueba a hacerlo al revés, primero lo más duro, y el resto del día será pan comido. Seguramente esa tarea que retrasas o evitas por todos los medios tenga alguna consecuencia positiva en tu vida si la realizas. ¿Puedes encontrar alguna?. Ello te motivará para afrontarla de mejor gana.
Si la tarea es grande, puedes ir avanzando algunas partes. Por ejemplo en la comida, puedes lavar lechuga para varios días y dejarla lista en un tupper, o como el truco que compartían conmigo hace un par de días: dejar picadas las verduras de la cena desde la mañana para adelantar la preparación de la cena tras llegar del trabajo.
Averigua cuáles son los puntos en los que te sueles atascar y concéntrate en ellos si realmente son importantes para avanzar hacia tus metas.
Planificar ayuda mucho, pero no es la panacea. Decirte que siempre tenemos más cosas pendientes por hacer de las que podemos abarcar, asi que es cuestión de priorizar. Para mi es más importante tener comida casera cada día y andar 5 kilómetros que tener la ropa perfectamente planchada o el jardín impoluto. Pero lo sé, soy consciente de ello y trato de hacer desde primera hora del día las cosas claves para mí, y quitarme del medio los grandes lastres. Empiezo el día desayunando y consultando mi agenda para ver las tareas gordas de ese día, y me lanzo a por ellas sin darles más vueltas.
Algunos consejos más que te pueden ser útiles son:
- Prepara todo lo necesario antes de empezar: si vas a cocinar, ten listos ingredientes, utensilios, recetas, etc. Si vas a hacer deporte, deja lista la noche antes tu ropa. Si vas a hacer unas llamadas telefónicas importantes, ten preparados los números de teléfono y apunta brevemente los puntos más importantes a abordar…
- Motívate y oblígate a ti misma a hacer las tareas menos gratas pero que una vez hechas te harán sentir mejor.
- Determina con la mayor exactitud y detalle qué quieres lograr y por qué.
- Elimina distracciones e interrupciones, céntrate en lo que tienes entre manos en cada momento.
Como ves, la gran excusa de “no tengo tiempo” deja de ser válida, la cuestión es priorizar y crear tiempo para aquello realmente importante.
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